martes, 19 de noviembre de 2013

Mucho más que profesores

S. era una chica tímida, de ésas cuya voz no conoces hasta bien entrado el curso. Era bastante guapa: morena, de pelo liso, alta, con esa voluptuosidad de formas tan desagradecida en la pubertad. Siempre se refugiaba en dos amigas, compañeras de clase, en aquella forma de vestir tan "heavy" y en capas de maquillaje gótico.
Su instituto fue el último que pisé aquel año, tras un curso de idas y venidas al que ya estoy más que acostumbrada. Llevaría menos de un mes con aquel tercero juguetón y algo provocador, cuando sonó el timbre y tres alumnas se quedaron en el aula, hablando entre susurros mientras recogía mis cosas.
- Venga, díselo... Se lo tienes que contar.
- Hoy no.
- ¡Que sí...! Que ella es joven y es nuestra tutora. Seguro que te ayuda.
S. se acercó a la mesa empujada literalmente por sus amigas.
- Mmm... Maestra... es que...
- Maestra, - interrumpió A.- no te lo quiere contar por si se lo dices a sus padres.
En este momento empecé a temblar por el huracán que se avecinaba. Con toda la mano izquierda que supe tener, aprovechando el recreo, logré que S. me contara su problema: llevaba un par de semanas vomitando. S. coqueteaba con la bulimia.
Gracias a sus dos buenas amigas, que la habían descubierto a tiempo, y después de varios recreos y horas con la orientadora, conseguimos que hablara con su hermana mayor y con sus padres. Entre todos hicimos lo que pudimos para que se viera como lo que era -y seguirá siendo-, una chica inteligente y sensible, además de muy bonita.

Y es que en el aula se viven a menudo situaciones complejas para las que es difícil estar preparados. Si tratar con un grupo heterogéneo de personas es complicado, aún lo es más cuando esas personas viven en ese universo propio, salvaje y confuso que es la adolescencia. Por eso me gusta tanto mi profesión; porque no se trata de una mera transmisión de conocimientos (hoy cualquier chaval tiene a mano la wikipedia).
Ser profesor es mucho más.

4 comentarios:

  1. cuántas historias tenemos en nuestras manos... me gusta.besitos

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    1. Sí. Es una responsabilidad enorme. Cuántas vidas pasan por nuestro trabajo... Besos

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  2. La vida misma. Ya vuelve tu prosa briosa y cargada de afanes. Me gusta

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