jueves, 20 de octubre de 2011

Mi más maravillosa aventura

Hace casi siete meses que no escribo en el blog. Dos buenas amigas me lo han recordado últimamente: no escribes, te has vuelto perezosa, cómo se nota que no estás en una de tus fases reivindicativas...
Y tienen razón. Cuando escribo en el blog, siento la necesidad de volcar hacia fuera toda mi energía, todas las inquietudes que me están quemando por dentro, o simplemente las ganas de compartir con mis amigos una experiencia, una idea que me ronda por la cabeza. Pero en todos estos meses, he canalizado esa energía en otra dirección: hacia mi interior; un interior que percibo más inmenso que nunca.
Voy a ser madre. Nunca esa palabra, madre, había estado tan cargada de significado para mí. Cuando explico a los alumnos la diferencia entre "denotación" y "connotación", suelo utilizar los típicos ejemplos: la palabra mar tiene un significado en el diccionario, pero no significa lo mismo para un marino, para un turista del interior o para alguien que haya estado a punto de ahogarse. A partir de ahora, vendrá otro ejemplo a mi cabeza: madre. Ilusión, alegría, protección, esperanza, curiosidad, amor -un amor diferente al experimentado hasta ahora-... pero también responsabilidad, ansiedad, inseguridad, miedo, vértigo.
Creo que no puede haber en esta vida algo tan fuerte como sentir un ser, formado a partir de ti y de la persona a la que más quieres, en tu interior. Y quieres ver su carita, abrazarlo, comértelo a besos, darle lo mejor de ti, hacerle feliz. Y piensas que estás a punto de emprender la aventura más maravillosa que existe. Que nada va a ser igual (pero te encantan los retos). Y que, cuando veas la cara de tu hijo, toda la felicidad del mundo se quedará pequeña al lado de la tuya.

PD: Desde hoy, 20 de octubre de 2011, el mundo será un poquito mejor para nuestros hijos. Ojalá oigan hablar de ETA sólo en clase de Historia.

1 comentario: