jueves, 20 de octubre de 2011

Mi más maravillosa aventura

Hace casi siete meses que no escribo en el blog. Dos buenas amigas me lo han recordado últimamente: no escribes, te has vuelto perezosa, cómo se nota que no estás en una de tus fases reivindicativas...
Y tienen razón. Cuando escribo en el blog, siento la necesidad de volcar hacia fuera toda mi energía, todas las inquietudes que me están quemando por dentro, o simplemente las ganas de compartir con mis amigos una experiencia, una idea que me ronda por la cabeza. Pero en todos estos meses, he canalizado esa energía en otra dirección: hacia mi interior; un interior que percibo más inmenso que nunca.
Voy a ser madre. Nunca esa palabra, madre, había estado tan cargada de significado para mí. Cuando explico a los alumnos la diferencia entre "denotación" y "connotación", suelo utilizar los típicos ejemplos: la palabra mar tiene un significado en el diccionario, pero no significa lo mismo para un marino, para un turista del interior o para alguien que haya estado a punto de ahogarse. A partir de ahora, vendrá otro ejemplo a mi cabeza: madre. Ilusión, alegría, protección, esperanza, curiosidad, amor -un amor diferente al experimentado hasta ahora-... pero también responsabilidad, ansiedad, inseguridad, miedo, vértigo.
Creo que no puede haber en esta vida algo tan fuerte como sentir un ser, formado a partir de ti y de la persona a la que más quieres, en tu interior. Y quieres ver su carita, abrazarlo, comértelo a besos, darle lo mejor de ti, hacerle feliz. Y piensas que estás a punto de emprender la aventura más maravillosa que existe. Que nada va a ser igual (pero te encantan los retos). Y que, cuando veas la cara de tu hijo, toda la felicidad del mundo se quedará pequeña al lado de la tuya.

PD: Desde hoy, 20 de octubre de 2011, el mundo será un poquito mejor para nuestros hijos. Ojalá oigan hablar de ETA sólo en clase de Historia.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Iniciación

Sólo tendría 7 u 8 años. Hasta entonces, había devorado cualquier libro de cuentos o cómic que caía en sus manos. La colección de Astérix, antologías de cuentos de Perrault, Andersen, algún libro de El barco de vapor... Y entonces, como aquel libro de Gómez Cerdá que tanto le gustaba, apareció en su ventana (más que en su ventana, en una estantería de madera cargada de libros -pegada a su ventana-)
Nunca supo qué fue lo que le llamó la atención de aquel libro: era grande, de tapas verde oliva, viejo en apariencia, rodeado de muchos otros libros. Quizá fue su título, en enormes letras doradas: La historia interminable.
Estuvo mucho tiempo en el estante. Ella, siempre que se acostaba, pasaba minutos enteros mirándolo, con una mezcla de fascinación y miedo que en el futuro jamás sería capaz de comprender en su totalidad. No sabía por qué, pero ese libro le estaba llamando. De una forma irresistible. Y había algo prohibido en él. ¿Qué significará ese título?...Es de mayores; parece largo y difícil... Pero si es de mayores... ¿Por qué papá y mamá lo han puesto en la estantería de mi cuarto? Si es para mí, ¿por qué no me han dicho nada?, con lo que me gusta leer...
Una noche, cuando todos dormían, no lo pudo resistir. Saltó de la cama y se abalanzó sobre el libro prohibido, como un depredador sobre su presa. Temblando de emoción, se escondió bajo las sábanas y encendió el flexo, cuya altura bajó para que alumbrara aquel preciado tesoro. Lo acarició, lo examinó con la vista y el tacto detenidamente; hasta que, llena de curiosidad y ralentizando aquel momento mágico, lo abrió.

Y la magia sucedió. A partir de aquella noche, al igual que le ocurrió a Bastián, se sintió completamente hechizada por la Literatura.

miércoles, 19 de enero de 2011

El cuarto poder

Hoy tenía pensado hablar de mi "nuevo primer día". Iba a hablar sobre todo lo que sentí el miércoles pasado al llegar al nuevo centro; al conocer a mis nuevos compañeros, pendientes de la "sustituta"; al entrar en clase y ser examinada atentamente por treinta pares de ojos, interrogantes, curiosos, amables o desafiantes... Quería hablar de todo esto y no lo descarto; pero no será en esta entrada.
Hoy voy a hablar sobre algo que todos percibimos diariamente. Y aun así, sigue sorprendiéndonos, haciendo que cada día nos asombremos más -si cabe- que el día anterior.
La entrada de hoy la dedico al riguroso periodismo de nuestro país. Es tanta la admiración que suscitan en mí los medios regionales y nacionales, que no encuentro palabras. ¿Qué decir ante la clara imparcialidad de Antena 3 o La Sexta? ¿Qué decir ante las "noticias" de tan hondo calado que emite Telecinco? ¿Qué decir ante el vocabulario preciso y técnico de Cuatro? ¿Y ante el tratamiento tan profesional de las noticias de La Primera, nuestra televisión pública?
Hace algún tiempo, cuando estaba "depre", evitaba ponerme las noticias; empeoraban mi estado de ánimo. Ahora, si estoy "de bajón" no veo Sé lo que hicisteis; veo las noticias de Telecinco y me parto el c... Titulares que parecen chistes cutres, una noticia que nos advierte de los peligros de hablar con el móvil mientras andamos (acompañada de la imagen de una chica cayéndose en una fuente), un "presentador" que insulta a uno de los protagonistas de la noticia...
Miro la hora en el reloj... no, no es Sálvame ni España Directo... Son las noticias.
La verdad es que sería todo muy divertido, si no fuera por la manipulación que lleva consigo. Una de las actividades que más me gusta hacer con mis alumnos de bachillerato es la comparación de la misma noticia en varios periódicos de distinta ideología. Recuerdo mi primer curso de profesora (2006/2007). Por aquel entonces, los periódicos todavía se alimentaban de "coletazos" del 11-M. Tanto mis alumnos como yo nos sorprendíamos del cambio tan radical que sufría una noticia de leerla en el ABC, El País o El Mundo. En noticias intrascendentes, como las deportivas o de divertimentos varios, nos hacía gracia a más no poder. Pero cuando se trataba de asuntos más serios (como los que eran portada aquellos días), el sentimiento de indefensión ante el poder de la prensa daba miedo. El análisis de los medios nos llevaba a plantearnos una serie de preguntas: ¿Cuál es la verdadera noticia? ¿Qué intención subyace en este medio para presentárnosla así? ¿Qué otras noticias nunca llegaremos a conocer porque no interesan? ¿Realmente siguen los periódicos las pautas de selección que nos enseñaron en la escuela -o en la carrera- de lo que es o no es noticia?
Estos días le he dado muchas vueltas a esos y otros muchos interrogantes. Todos somos testigos de la repercusión que tiene la violencia en los medios. Y todos hemos podido comprobar cómo cualquier salvaje pega una paliza a una persona y es portada, mientras que las preocupaciones, la movilización de todo un colectivo en defensa de sus derechos, no merecen ni una reseña. Es muy triste comprobar que en esta sociedad se oye antes a un violento que a un "pacífico". Y que esta manipulación no siempre esconde motivos políticos; lo más triste es que muchas veces es por puro sensacionalismo. En definitiva, por dinero. "Poderoso caballero..."

lunes, 10 de enero de 2011

Volver a empezar

He dormido cinco horas. Cinco horas moviditas, con pesadillas incluidas. En la primera, volaba con mi coche por una interminable carretera rumbo a Yecla -llegaba tarde a clase, por supuesto-. En la segunda, un grupo de 30 adolescentes psicópatas me esperaban con cuchillos y navajas en un instituto siniestro... ¡Aaahhhhhhhh!
Salto de la cama y miro la hora en el móvil. Las 8.30. Las vacantes no están ni de coña - me digo mientras corro a encender el ordenador-
El ordenador tarda en encenderse. Aprovecho para hacerme el desayuno y a mi cabeza acude la música de una vieja canción: Volver a empezaaaar... otra vez... Recuerdo cómo mis padres nos la cantaban (en tono de broma, para hacernos rabiar) cada 15 de septiembre al comenzar el nuevo curso. Ahora yo me la canto cada mes (o casi)... volver a estrenaaaaar... zapatos y liiibroooossss...
Tecleo www. carm. es / educación. Actos de adjudicación. Listado de vacantes. No hay contenidos en esta sección.
No sé para qué te molestas, hasta las 3 de la tarde no sale nada; eso si sale, que la cosa está muy mal... aunque tú estarás de las primeras cesadas; la gente seguirá enfermando y teniendo hijos -a los que se casen no los van a cubrir-, con suerte te quedas hasta final de curso, que cuatro centros ya está bien...
Me relajo unos minutos dándome una ducha caliente y vistiéndome. Intento no pensar en nada mientras arreglo la casa y me dispongo a salir nuevamente al Sef (antiguo INEM). Antes de irme vuelvo a mirar el ordenador obsesivamente. Nada. Prosigo con mi alocado monólogo interior y afloran mis esperanzas y mis miedos:
¿Tendré a alguien delante? ¿Saldrán suficientes plazas?  ¿Me pillará muy lejos de casa? ¿Seré bien acogida? ¿Me integraré bien en el nuevo centro? ¿Qué grupos tendré? ¿Cómo serán mis nuevos alumnos? ¿Sabré ganármelos? ¿Me haré con la clase? ¿Cuánto tiempo estaré?
Durante toda la mañana sigo torturándome con preguntas sin respuesta; al menos hasta mañana por la tarde, cuando me entere a última hora de mi destino -para incorporarme a primera hora el día siguiente-. Mientras, seguiré más de 24 horas encadenada al ordenador...

martes, 4 de enero de 2011

Presentación

Cena de amigos. La conversación gira en torno a la Navidad: los gastos, las reuniones familiares, el reencuentro con viejos amigos, los días festivos -qué mal han caído este año, en sábado-... Empiezo a pensar que la tertulia va marchando hacia derroteros bien conocidos cuando, justo en ese preciso momento, Alfredo me hace la pregunta:
- Marisa, tú sigues de vacaciones, ¿no?
En unos segundos, se apelotonan en mi mente un sinfín de ideas. Podría decirle que mi contrato acabó el 22, al "incorporarse" la persona a la que sustituí el 23 (primer día de vacaciones). Podría decirle que ni siquiera he cobrado este mes lo que he trabajado, al no tramitarse a tiempo la baja. Podría decirle que aún no sé si voy a cobrar el paro. Podría decirle, incluso, que no sé si trabajaré a partir de ahora por los recortes en Educación. Podría decirle tantas cosas que, hastiada y apabullada ante el aluvión de ideas y su enumeración, contesto con un escueto
- Sí.
- !Qué bien viven los maestros!
Pues eso. Qué bien.