domingo, 21 de abril de 2013

Historia de una interina "preferente"

Me presenté a la oposición en 2006. Iba sin ninguna esperanza; me la habían quitado años antes los que pregonaban en la facultad la injusticia del actual acuerdo de interinos, de listas cerradas, que sólo beneficiaba a los interinos viejos y vagos. También me la quitó el hecho de estar trabajando desde el mes de julio anterior (en el que acabé la carrera con un 8,83 de nota media), en un supermercado y cuidando a tres niños de tres, dos y año y medio -las circunstancias familiares mandaban-. Pero me presenté a esa oposición.
En aquel entonces, constaba de una primera fase eliminatoria, con examen teórico, comentario de texto, comentario lingüístico-filológico y supuesto práctico. Sólo los que aprobaban esta primera parte de cuatro pruebas pasaban a la "encerrona".
En Lengua fue una escabechina. Recuerdo la cara de los miembros del tribunal cuando trajeron las dos bolas y escribieron los temas en la pizarra. Recuerdo también los murmullos de los opositores y caras de frustración en toda la sala. Y tampoco se me borrará de la memoria la sensación de querer salir corriendo al ver en el encerado dos temas que ni sabía que existían.
Vale, Marisa: folio en blanco. No tienes nada que perder. Saqué un 6,7 en el tema. Puede que valoraran la originalidad, el que los temas fueran tan complicados y que "pocos" opositores los hicieran o, simplemente, que tuviera suerte con el tribunal. Pero la falta de preparación quedó patente en las otras pruebas. No tenía ni idea de lo que debía hacer en el supuesto práctico, no había ensayado ningún comentario lingüístico y, aunque el comentario de texto no me fue tan mal, la media de las cuatro pruebas fue un 4,7. No pasé, por tanto, la primera parte (eliminatoria) y entré en la lista no preferente con un  2,35, ya que se dividía la nota por dos para hacer media, hubieras pasado la primera parte o no. Y no fue una mala calificación: en la no preferente estuve de las primeras del segundo folio (ese año no hubo la letanía de nueves y dieces de los años posteriores -algo casi imposible por el modelo de examen-)
Fui muy afortunada, puesto que empecé a trabajar en noviembre del mismo año (algo que sería imposible ahora por los recortes).
Esa suerte que tuve en empezar a trabajar no la he tenido con las adjudicaciones (o quizá sí): He pasado por unos quince centros, he recorrido la Región de sur a norte, de este a oeste, he impartido clases a adultos, a todos los cursos de ESO y a 1º  y 2º de Bachillerato; no sólo de Lengua y literatura, sino también de Refuerzo, PROA, Literatura Universal, Español para extranjeros, Aula de acogida, Lenguaje y comunicación y hasta de Lenguaje en el cine. En todos estos años no ha habido un solo día (lectivo) en que no me haya llevado trabajo a casa y he llegado a estar tardes enteras preparándome las clases del día siguiente (efectivamente, lo que estudias en la carrera y en la oposición tiene poco que ver con la realidad del aula; os lo dice la del 8,8 en la carrera).
Han sido cursos muy intensos, de idas y venidas, de experiencias muy buenas, buenas y regulares; de pasar por cinco centros en un curso, de evaluar cuatro veces en vez de tres por cambiar de instituto en el momento clave, de adaptarte a cualquier situación en cualquier momento, de miles de anécdotas que van formándote como una docente todoterreno. En medio de esta inestabilidad, te presentas a las oposiciones de 2008 y 2010 y apruebas las dos, pero sin brillantez: la nota más alta es un 7,6. Así que sigues de interina (otra vez será), con tu irreal 2,35 en el puesto con el que entraste. Siendo consciente de que te queda mucho que aprender, pero sabiendo que en estos años has aprendido. Que eres mejor profesora que hace seis años, cuando saliste de Filología con tu inexperiencia y tus buenas notas. Que eres profesora.
Y entonces, cuando tu trabajo empezaba a mejorar, cuando por fin ibas a experimentar el trabajar con una vacante completa a menos de una hora de casa, llegan los recortes y vuelta a empezar. Pero tienes trabajo: una sustitución a 120 kilómetros; no te puedes quejar. Aún.
Después de una campaña de desprestigio brutal hacia el interino, llegan las buenas nuevas de la Consejería: la lista de interinos se re-ordenará tras cada oposición, por nota. Y piensas que de qué te han servido tus años de estudio, tus oposiciones aprobadas, tus años de profesora matándote a currar por esos alumnos de Acogida, de 2º de Bachillerato, el hacer el trabajo sucio de la Administración... si en un aciago día, igual que sacaste ese 6,7 inesperado en el tema, sacas un 4, y te vas a la cola de la lista, por detrás del 8 de ese recién licenciado, que es mucho mejor profesor que tú, dónde va a parar... Lo ha demostrado en el examen, totalmente objetivo, del día X.
Y tú trabajando donde Cristo perdió la zapatilla, de aquí para allá, de kleenex de la Consejería, con los mismos deberes que un funcionario pero con menos derechos, pensando en qué trabajo desempeñar cuando te peguen la patada.
Y lo único que te queda es eso: preparar el culo.  




8 comentarios:

  1. Es bueno que hayas publicado esto para que la gente sepa la lucha -y las condiciones en que se fragua- que cada cual desarrolla para ir formulando eso que llaman vida. También, de la misma manera, es importante que la gente sepa los vaivenes que implica ser profesor (todavía más interino), y que todo no es tan maravilloso y melifluo, tal y como les han hecho creer.

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    1. Últimamente se está oyendo de todo, contra los profesores en general y sobre todo contra los interinos. Necesitaba contar mi historia, una de tantas. No soy mejor que nadie, pero creo que tampoco soy una vaga inútil que vive del cuento...

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  2. Madre mía, Marisa, me siento tan identificada contigo... Mucho ánimo y a ver cómo salimos de esta. El martes nos vemos en la puerta de la Consejería.

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    1. Gracias, guapa. Un beso y mucho ánimo; que nos va a hacer falta.

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  3. El sistema de acceso tiene que cambiar, sobre todo para evitar escabechinas en los exámenes debidas al azar, como ocurrió en el 2006

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    1. Yo también creo que debería cambiar el sistema de acceso, aunque contra el azar poco podemos hacer... Pero el sistema actual es injusto (desde mi punto de vista)

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  4. Totalmente de acuerdo contigo. La misma experiencia salvo que este año estoy en paro.
    Ánimos!!

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    1. Mucho ánimo para ti también. Gracias por comentar.

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