jueves, 20 de septiembre de 2012

Pobres alumnos

He escrito muchas entradas en el blog sobre los recortes. Como una de los tantos damnificados, la mayoría las enfoqué desde la perspectiva de una interina, una trabajadora, que después de cinco años y medio en una empresa, es despedida sin ninguna indemnización; sabiendo además que falta personal en dicha empresa y es la crónica de una muerte anunciada, mientras los jefes se van de parranda con el dinero del entierro (dinero procedente de los impuestos de todos).
Muchas veces he hablado de esta orgía desde una visión general, argumentando el desastre que se avecinaba sin poner ejemplos concretos. Pero resulta que el desastre ya está aquí: ha empezado el curso y, con él, la antología del disparate.
Desde las filas del paro, escucho cómo un compañero intenta dar clase en un grupo de Bachillerato de 54 alumnos, en el salón de actos del centro (en un aula es imposible, por supuesto); cómo no hay dinero ni para hacer fotocopias a los alumnos; cómo hay alumnos de primaria que llevan dos semanas -y lo que les queda- sin su tutor; cómo en todos o casi todos los colegios e institutos hay profesores impartiendo materias que no les corresponden. Profesores de Tecnología dando Lengua, de Música dando Historia, de Biología dando Inglés, y así un largo etcétera.
¿Surrealista? Pues lo mejor de todo es cómo se siguen riendo en nuestra cara, afirmando que el curso ha comenzado con absoluta normalidad
Es como si te doliera el estómago y te mandaran al psiquiatra. O te tuvieras que operar del corazón y te operara el traumatólogo (total, todos son médicos...)
Pero claro, no se puede comparar. ¿Qué importancia tiene que a un crío le enseñe Inglés una persona sin los conocimientos mínimos del idioma? ¿Qué más da que mi hijo lleve dos semanas en modo guardería por falta de profesorado? Por lo menos, en clases de 40 personas se socializan mejor, como diría aquel. Y en invierno, cuando no haya calefacción, lo agradecerán.
Si es que, en el fondo, lo hacen por su bien. Animalicos...

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