Cuando a un niño se le pregunta qué quiere ser de mayor, suele haber un abanico de respuestas reducido: futbolista, cantante, policía, bailarina, médico, veterinario, maestro. Luego, conforme van creciendo, la mayoría cambia de objetivo por uno más realista "he pensado que futbolista no es lo mío; seré administrativo", o por alguno que se ajuste más a sus gustos y habilidades "si veo sangre me mareo; va a ser que no quiero ser médico".
Yo siempre soñé con ser maestra. Recuerdo cómo jugaba con mis hermanos a que yo era su "seño", haciéndoles dictados, escribiendo en una pizarra de juguete sumas y restas, mandándoles ejercicios y llamándoles al orden -siempre fui un poco mandona-. Es una de las ventajas de ser la mayor en una familia numerosa: yo no tenía muñecas, tenía hermanos. Y era bastante más divertido.
En mi casa no existía la calma (de hecho, sigue sin existir), para desgracia de mis sufridos padres. Cuando no te peleabas con uno era con el otro, siempre cambiando de aliados y de estrategias, para olvidarte a los cinco minutos y acabar haciendo "la torre" en el sofá del salón. No sé la de actuaciones y funciones de teatro que llegamos a organizar con cuatro trapos y mucha imaginación, ante un "exigente" público: mis padres. Llegamos incluso a crear nuestro propio periódico, en el que cada uno llevaba una sección, que utilizábamos a menudo para hacer nuestras pequeñas reivindicaciones, criticando lo que no nos gustaba de la casa. Gracias a ellos descubrí, además de mi vocación, lo que serían dos de mis grandes aficiones: escribir y el teatro.
Años después, en el instituto, pretendí encauzar mi futuro lejos de la enseñanza. Viendo el panorama, cualquiera se mete -pensaba-. Si me hubieran dicho el panorama que viviría después (con la ESO y la actual situación educativa), me habría caído del susto... Pensé en estudiar Periodismo. Tenía clara una cosa: quería una carrera en la que hubiera que leer y escribir. Pero Periodismo no estaba en la Pública y estudiar en la UCAM o irme a Madrid estaba fuera de mis posibilidades. Entonces se me encendió la bombilla: Filología hispánica. Ésa es tu carrera. Si te encantan los libros, qué mejor opción que ésa.
Ni siquiera cuando escogí la carrera caí en la cuenta de que estaría abocada a las aulas. Pensé que podría dedicarme a otras cosas; que la enseñanza sería una opción secundaria.
Pero ser profesora venía de fábrica: con un padre profesor y una madre maestra, tanto afán por la tiza tenía que salir por algún lado. A veces imagino de forma romántica que era mi destino, que hiciera lo que hiciese no podría escapar de él. Y me alegro de que así sea.
domingo, 29 de abril de 2012
martes, 24 de abril de 2012
DEP Educación Pública
Ayer, 23 de abril de 2012, se celebró en Murcia el velatorio de la recientemente difunta Educación Pública. Unos 2000 asistentes entre familiares y amigos la lloraron por las calles de nuestra capital, inundando la que hasta ahora fuera su casa -la consejería de Educación- con esquelas y llantos emocionados.
Educación Pública, aunque anciana y con las "dificultades" propias de la edad y de una vida llena de cambios -éste no es lugar adecuado para detallar las desavenencias, "ires" y "venires", que tuvo en vida con sus dos maridos, PP y PSOE-, conservaba buena salud hasta este mes de abril, en el que se vio acuciada por la terrible enfermedad que acabaría con ella, el Recorte. Dicha enfermedad se caracteriza por una progresiva disminución de defensas, acompañada de un trabajo excesivo, lo que lleva al paciente a una muerte lenta y llena de sufrimiento.
Los familiares y amigos de Educación denuncian que esta enfermedad fue contagiada voluntariamente por su actual marido, PP. Este señor, justificándose en la mala situación actual que sufría su empresa, redujo de forma drástica los ingresos a Educación -así como a otros familiares a su cargo, entre los que se encuentran Sanidad e Investigación-, produciendo en esta admirada mujer la enfermedad por agotamiento y la muerte.
Varios grupos de amigos, entre los cuales se encuentra AIDMUR, llevarán a los tribunales a PP y su actual equipo directivo, puesto que se ha comprobado que desviaban los ingresos que, por justicia, iban destinados a Educación Pública, a la amante de PP, Privada, aunque constantemente hayan negado su relación -al margen de fotografías y otros documentos audiovisuales que así lo demuestran-.
Así, PP podría ser acusado de homicidio por negligencia, e incluso de asesinato, por la nocturnidad y alevosía con la que habría llevado a cabo su plan.
Los amigos de Educación Pública han jurado defender su memoria, llegando hasta la huelga de hambre si es preciso.
DESCANSE EN PAZ
EDUCACIÓN PÚBLICA
Tus familiares y amigos no te olvidan
viernes, 13 de abril de 2012
Instrucciones para acabar con la Educación pública
Si desea acabar con un igualitario acceso a la Educación que perjudica claramente sus intereses. Si lo que quiere es que la gente pague por tener una educación básica, únicamente debe seguir estos sencillos pasos:
1.- Es fundamental y base de todo el proceso poner a la sociedad en contra de los maestros. Son unos privilegiados, con trabajo, un buen sueldo y muchas vacaciones. Si conseguimos enfrentar a la opinión pública, dispersaremos la posible presión social que habría en la tarea que nos ocupa. Sería muy beneficioso enfrentar a los mismos profesores entre ellos: de la concertada/de la pública/de Religión- funcionarios/interinos, etc. Si castigamos sólo a un "tipo" de profesor, los perjudicados dirigirán hacia los otros sus críticas y éstos se verán amenazados por las reivindicaciones de los "castigados". DIVIDE Y VENCERÁS.
2.- Conseguido el estigma del profesorado, empeoramos su situación laboral sin que las posibles quejas tengan repercusión social ("pero de qué se quejan estos gandules"). Este paso es muy fácil siempre que hayamos hecho bien el primero. Si nos "cebamos" con un grupo dentro del profesorado, el resultado será brillante ("pero estos interinos, qué se habrán creído... ¡cobrar el verano! Pues sí..."). -Si hubiera alguna duda respecto a este punto, releer el paso 1-.
3.-Aumentamos la ratio en las aulas. Este punto es muy delicado y hay que andarse con pies de plomo. Aquí puede surgir el conflicto con los padres (y por ende, con toda la sociedad). Para que esto no ocurra, debemos centrar nuestros esfuerzos en esta máxima: MÁS ALUMNOS NO SIGNIFICA PEOR EDUCACIÓN. Podemos acudir a teorías científicas de hace veinte años; incluso, a la propia experiencia de los padres: antes éramos 40 y salíamos mejor educados que ahora. Por lo tanto, la culpa es de los profesores (momento de insistir en el paso 1), que no están bien formados y no se esfuerzan como los de antes.
4.- Cuando el profesor se encuentre en un aula de 40 adolescentes (10 de ellos obligados por ley a permanecer hasta los 16 años en el centro, 10 con necesidades educativas especiales -algunos con discapacidades agudas-, 10 procedentes de un entorno conflictivo) y se vea totalmente superado por las circunstancias e incapacitado para ejercer su profesión en condiciones humanas, empeorará irremediablemente la calidad de la enseñanza (con lo que estamos ya muy cerca de nuestro objetivo). Muchos, frustrados por la imposibilidad de desarrollar su vocación y por las continuas vejaciones a las que serán sometidos, CAERÁN EN DEPRESIÓN. Y aquí llega otro punto crucial: es fundamental no sustituir a este profesorado. Si los profesores están un mes enfermos, un mes que los alumnos se quedan sin profesor. Ante las posibles quejas de los padres, recordamos el punto 1.
5.- Los padres, ante la injustificable falta de atención a sus hijos, se verán obligados a pagar por su educación en un centro privado, donde la enseñanza es más personalizada, los profesores obedecerán las directrices marcadas por cargos ajenos a la educación y la formación de los niños -como empresa privada que es- y, lo más importante: conseguiremos que sólo pueda acceder a una educación de calidad el que se la pueda pagar.
Como ven, con muy poco esfuerzo conseguiremos nuestro objetivo: EL ABORREGAMIENTO DE LAS MASAS Y EL ELITISMO EN LA EDUCACIÓN. No merece la pena gastar un euro en educar a los "pobres"; cuanto más lo son, más dinero me llevo yo.
FDO: El ministro y los consejeros de Educación.
1.- Es fundamental y base de todo el proceso poner a la sociedad en contra de los maestros. Son unos privilegiados, con trabajo, un buen sueldo y muchas vacaciones. Si conseguimos enfrentar a la opinión pública, dispersaremos la posible presión social que habría en la tarea que nos ocupa. Sería muy beneficioso enfrentar a los mismos profesores entre ellos: de la concertada/de la pública/de Religión- funcionarios/interinos, etc. Si castigamos sólo a un "tipo" de profesor, los perjudicados dirigirán hacia los otros sus críticas y éstos se verán amenazados por las reivindicaciones de los "castigados". DIVIDE Y VENCERÁS.
2.- Conseguido el estigma del profesorado, empeoramos su situación laboral sin que las posibles quejas tengan repercusión social ("pero de qué se quejan estos gandules"). Este paso es muy fácil siempre que hayamos hecho bien el primero. Si nos "cebamos" con un grupo dentro del profesorado, el resultado será brillante ("pero estos interinos, qué se habrán creído... ¡cobrar el verano! Pues sí..."). -Si hubiera alguna duda respecto a este punto, releer el paso 1-.
3.-Aumentamos la ratio en las aulas. Este punto es muy delicado y hay que andarse con pies de plomo. Aquí puede surgir el conflicto con los padres (y por ende, con toda la sociedad). Para que esto no ocurra, debemos centrar nuestros esfuerzos en esta máxima: MÁS ALUMNOS NO SIGNIFICA PEOR EDUCACIÓN. Podemos acudir a teorías científicas de hace veinte años; incluso, a la propia experiencia de los padres: antes éramos 40 y salíamos mejor educados que ahora. Por lo tanto, la culpa es de los profesores (momento de insistir en el paso 1), que no están bien formados y no se esfuerzan como los de antes.
4.- Cuando el profesor se encuentre en un aula de 40 adolescentes (10 de ellos obligados por ley a permanecer hasta los 16 años en el centro, 10 con necesidades educativas especiales -algunos con discapacidades agudas-, 10 procedentes de un entorno conflictivo) y se vea totalmente superado por las circunstancias e incapacitado para ejercer su profesión en condiciones humanas, empeorará irremediablemente la calidad de la enseñanza (con lo que estamos ya muy cerca de nuestro objetivo). Muchos, frustrados por la imposibilidad de desarrollar su vocación y por las continuas vejaciones a las que serán sometidos, CAERÁN EN DEPRESIÓN. Y aquí llega otro punto crucial: es fundamental no sustituir a este profesorado. Si los profesores están un mes enfermos, un mes que los alumnos se quedan sin profesor. Ante las posibles quejas de los padres, recordamos el punto 1.
5.- Los padres, ante la injustificable falta de atención a sus hijos, se verán obligados a pagar por su educación en un centro privado, donde la enseñanza es más personalizada, los profesores obedecerán las directrices marcadas por cargos ajenos a la educación y la formación de los niños -como empresa privada que es- y, lo más importante: conseguiremos que sólo pueda acceder a una educación de calidad el que se la pueda pagar.
Como ven, con muy poco esfuerzo conseguiremos nuestro objetivo: EL ABORREGAMIENTO DE LAS MASAS Y EL ELITISMO EN LA EDUCACIÓN. No merece la pena gastar un euro en educar a los "pobres"; cuanto más lo son, más dinero me llevo yo.
FDO: El ministro y los consejeros de Educación.
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